Tengo una tía que no es monjita





¿Cuántos secretos guardamos en nuestras familias? Entre tantos, hay algunos que suelen ocultarse a la mirada de los infantes, a pesar de que ellos perciben en nuestros silencios las contradicciones de lo que decimos y hacemos. Una de las temáticas tabú sigue siendo aquello relacionado con la orientación sexual de cada persona y más si se trata de alguien de nuestra familia o alguna persona cercana.


La otredad, esa palabra que encierra el mundo de lo diverso y lo diferente, sólo se puede representar con el símbolo gay: el arcoíris. Sí, la vida posee miles de tonalidades. La literatura infantojuvenil no escapa a plasmar en sus páginas los destellos de luz que las alteridades emiten.

Por fortuna Ediciones Patlatonalli publicó en el 2004, un libro bellísimo: Tengo una tía que no es monjita. La autora es Melissa Cardoza y la ilustradora Margarita Sada. La escritora además es una activista de los derechos humanos, de los derechos de las mujeres y de las mujeres lesbianas.
Buscando información sobre el texto para poder comentarlo aquí, encontré dos videos muy interesantes. Uno es la presentación del libro, en donde las editoras explican que en un principio el relato se titulaba: Las buenas amigas; pero que al consensar decidieron que debía llevar otro título porque el amor y el deseo entre una pareja femenina no se llama amistad y eso es engañar al lector sobre lo que se quiere abordar. También nos comparten el origen del texto: todo surgió cuando una pequeña le preguntó a su tía si era monja, porque no tenía ni marido ni hijos.
¿Cuántos niños y niñas se preguntarán porque sus familiares (mujeres u hombres) no se casan, no tienen pareja (al menos no la presentan como tal)? El disimulo de su entorno es la única respuesta que reciben.
Otra cuestión que señalan en la presentación es que el problema con las familias diversas no la tienen los/as niños/as sino los adultos. Al dar el testimonio una de las presentadoras refiere su experiencia como lesbiana, cuenta la incomprensión de la familia y la negación de su madre y hermanos a contarle a sus sobrinos/as acerca de su orientación sexual. Al obsequiarles Tengo una tía que no es monjita, decidieron ocultarlo a la mirada de los pequeños de la familia.
El libro aparece escaneado en youtube con fondo musical; también hay una versión en títeres, interesante.

Si vamos al texto, resulta muy interesante que la historia esté contada desde la perspectiva infantil: una niña de ocho años. La niña, que lleva el mismo nombre que la tía (aunque no se dice cuál es) describe a la mujer adulta, no tanto en el aspecto físico como en el filosófico.

Es cierto, que el personaje infantil no usa estas categorías, pero nos habla de su Tía como una mujer de sentimientos e ideas claras, críticas; ofrece el retrato de una mujer que valora la cultura latinoamericana frente a la cultura del consumismo norteamericano. Un personaje rodeado de amigas diversas. Una mujer intensa.
La pequeña nos cuenta: “Cuando dice (la tía) todas esas cosas de la mantequilla del país y de los ricos a mi tía se le ponen los ojos brillantes que parece que quiere llorar pero no llora.” La ilustración de Margarita Sada es extraordinaria, concreta la mirada descrita por la sobrina.
Sí hablar de la orientación sexual en México y tantos otros países es censurado; referirse a las manifestaciones de afecto entre las parejas homosexuales o lesbianas o de cualquier otra orientación sexual derrama el vaso de agua. Recuerdo que alguien muy cercano (y por desgracia muy joven) me dijo un día: “Está bien si quieren ser gays, pero no soporto que en el metro o en la calle se abracen o se besen.” Posturas homofóbicas como está son el pan diario de cada día. En Tengo una tía que no es monjita, la autora y la ilustradora ofrecen el instante en el que la tía besa a su novia. Ante esta imagen, la niña pregunta: “¡Huuuuy! ¿por qué la besa en la boca, tía…?” La niña recibe una respuesta franca, cariñosa… así que el mundo ni se trastoca ni se acaba para la chiquilla, si no se torna comprensible… y más grato al entender qué sucede en su alrededor.
Ojalá hubiese más textos como estos y entrasen a formar parte de las Bibliotecas del Aula. En fin, mientras como mexicana sueño, esperando que se hagan realidad estos deseos, aquí damos algunas referencias de textos que van por esta línea temática…

Margarita Sada es licenciada en diseño gráfico por el Instituto Nacional de Bellas Artes. Cursó la Maestría en Artes Visuales en la Academia de San Carlos de la UNAM. Su trabajo ha sido expuesto en México, Colombia, Italia y Japón. En 2005 obtuvo el Primer Lugar por su libro Venir del mar publicado bajo el sello La otra escalera. Ha trabajado con diferentes editoriales mexicanas y extranjeras ilustrando libros para niños.


Y aquí les dejo el video...


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